El
origen de los festejos de San Valentín, que hoy se desarrollan en numerosos
países del mundo, no parece tener mucho en común con el tono inocente, tierno y
amoroso que los enamorados y las publicidades pregonan en esta fecha.
Al
contrario, no son pocos los historiadores que ubican el comienzo de esta
celebración en un marco de orgías y rituales sexuales en la antigua Roma.
Hombres
y mujeres participaban desnudos de la celebración; ellas se colocaban en fila
para recibir los latigazos y ellos, alcoholizados, los propinaban.
Luego,
un sorteo determinaba qué hombres y mujeres debían juntarse y tener sexo hasta
el fin de la festividad; todo esto con el pretexto de estimular la fertilidad.
Respecto
del nombre de la celebración, los historiadores lo vinculan al reinado del
emperador Claudio II, quien gobernó Roma en el siglo III.
Este
emperador habría ordenado ejecutar a un Sacerdote de nombre Valentín, un 14 de
febrero, dado que el luego llamado San Valentín se encargaba de celebrar
matrimonios de jóvenes, los cuales habían sido prohibidos por Claudio II.
Se
cree que fueron grandes poetas como Shakespeare y Chaucer los encargados de
dotar de palabras dulces y bellos relatos aquella tradicional fiesta hasta
popularizar el festejo de “los enamorados” en el Reino Unidos.
Luego
la celebración, ya matizada, se popularizó en el resto de Europa y se expandió
a todo el mundo con la llegada de la revolución industrial.